Hoy es el dÃa del Pediatra, y justo publique en mi Instagram una foto de mi esposo cuando Lauty (nuestro hijo) era pequeño.
El es médico clÃnico, pero oficia de Pediatra en el hospital local hace más de 7 años porque cuando recién nos recibimos intento hacer la especialidad, la empezó, y no la terminó. Pero los conocimientos quedaron.
Al llegar a casa, prendo la tele y mostraban una nota que la pegue a continuación porque sentà al leerla que lo escuchaba a mi esposo.
Cómo puede ser que esa carrera que en algún momento fue tan valorada y respetada hoy sea tan miserablemente vapuleada y hasta denigrada en muchos casos.
No lo entiendo. Yo intenté estudiar medicina, pero como no era fácil y me quedé en el cursillo de ingreso recuerdo que mi padre me dijo: Graciela pensa lo que vas hacer porque yo no tengo plata para seguir ayudándote.
Asà que continúe como pude con enfermerÃa y la terminé.
Ahora viendo a mi esposo y leyendo al Dr Mesones, creo que fue buena eleccion.
No sé que piensan ustedes sean colegas o pacientes?
Quizás ésto sólo pasa en éste paÃs, que está extremadamente desvalorado.
A continuación la carta:
"Dejo la pediatrÃa porque el esfuerzo no es valorado"
22/09/2022
Después de muchos años ejerciendo la pediatrÃa, decidà dejar el consultorio y todos mis pacientes. Fue una decisión difÃcil y muy meditada, la herencia familiar de médicos de consultorio subÃa dos generaciones. El cariño por mis pacientes y sus familias, junto al feedback positivo que trae la consulta en mi especialidad fueron emociones difÃciles de abandonar. Pero trabajar 7 dÃas a la semana durante más de 10 años me pareció un tiempo prudente como para hacer un cambio de timón.
Ser el pediatra de una familia vale muchÃsimo y devuelve otro tanto. Hoy esto difiere al pasado. Salvo contados casos, los pacientes se transforman en clientes, ya que el trato es como a cualquier servicio al consumidor. No hay respeto, no hay paciencia, no hay educación, hasta pareciera que nadie haya sido formado en valores. Entonces, uno empieza a preguntarse si eso que uno da y por lo que empeña horas de tiempo familiar, en mi caso, es realmente valorado. La respuesta es “no”. No es valorado por las instituciones (hospitales, sanatorios, prepagas) y tampoco es valorado, en su gran mayorÃa, por los pacientes.
Y aquà cabe preguntarse, ¿por qué uno lo hace? ¿Cuál era el objetivo? ¿La vocación de servicio debe ser a costa de la vida personal o familiar? En alguna época sà lo valÃa, habÃa un respeto, tenÃa la retribución de la sociedad entera. Uno se rompÃa el lomo pero era valedero, hasta tus hijos podÃan perdonarte el tiempo fuera de la casa. Hoy no vale la pena. No para mÃ, no para muchos otros que tienen misma sintonÃa de pensamiento, pero aún no han podido dar el paso al costado. Ojalá las cosas cambien, aunque el realismo me impide creerlo.
Gonzalo Mesones / MÉDICO PEDIATRA Y PSIQUIATRA INFANTO JUVENIL. MN: 14.6020 drgonzalomesones@gmail.com