Día de la Enfermería

marzo 26, 2020

Hoy es el día de la enfermería y ya pocos me saludan pues saben que hace años deje de ejercer. En la actualidad aunque oficio de enfermera en algunas ocasiones, mi día a día transcurre más como secretaria médica que como enfermera.

Pero hoy sucedió algo que me dejo pensando. Mi madre me escribía este texto muy temprano:

Buenos días hija querida! No se si felicitarte por el día de las enfermeras, porque hace rato no ejerces. Si, felicitarte por el gran esfuerzo que hiciste en lograr esa carrera. Creo que fue el camino de opción de huir de todo lo triste que te tocó vivir en tu adolescencia. A veces me siento culpable, sin embargo ya nada puedo hacer. Ahora hay que seguir.

Mi vieja me tiene acostumbrada a sus reflexiones y párrafos largos, que por cierto atesoro. Sin embargo este texto es distinto. En ella me sacó una radiografía de lo que soy y lo que pienso.

Corría el año 1990, tenía 12 años. Estaba terminando la escuela primaria. Mi padre hacía 3 años se había quedado sin trabajo fijo y comenzó con un emprendimiento " Una verdulería en pleno centro de Villa Angela".

Recuerdo salir de la escuela e ir a la verdulería que quedaba a tres cuadras y ayudar a limpiar estibas de papa, cajones de frutas, ayudar a mi padre a cargar una camioneta vieja que tenía para salir a repartir muy temprano, atender al público junto con mi abuela "que era la que llevaba adelante junto a mi padre la verdulería". Era una anciana de 60 años muy activa con un carácter muy duro y crispante. No éramos muy amigas.
Mi día transcurría de ese modo, semana tras semana.

Mi madre aunque se oponía a que yo realizará estas tareas, estaba tironeada por la situación personal que vivía, éramos seis hermanos, yo soy la mayor el más pequeño en esa época tenía tan solo meses y por otro lado el machismo de mi padre y la sumisión de mi madre hacía que yo siguiera haciendo tareas que no debía hacer!!

El tiempo pasó y yo seguí estudiando y trabajando como un changarín, pero en mis tiempos libres después de limpiar toda mi casa me ponía a leer. Mi padre coleccionaba unas revistas mensuales llamadas Selecciones, las leía de tapa a tapa cada vez que venía un nuevo ejemplar.

Recuerdo una vez estar leyendo sobre un paramédico (la revista traía historias basadas en la vida real de un ciudadano estadounidense), que lo llamaron en medio de la noche para asistir a una persona que había tenido un accidente en la ruta. Su historia era muy adrenalínica, y a la vez llena de altruismo. Me dije a mi misma voy hacer todo lo posible para estudiar esta carrera. Sentía que era algo digno por hacer y ayudar a otras personas era lo que me gustaba.

Así que esa fue la semilla que me motivó estudiar enfermería.
Recuerdo una vez, charlando con mi tío que es Medico, me dijo: porque no estudias enfermería universitaria es una hermosa carrera, tiene salida laboral rápida y no es tan pesada como medicina.

El, en ese momento estaba terminando sus estudios y sabía lo que era pasar por la facultad y enfrentar el curso de introducción que en ese tiempo se había implementado. En ocasiones te hacía perder un año de estudio, pues era bastante exigente y era algo que yo no me podía permitir pues si lograba ir a estudiar tenía que hacerlo en tiempo récord, no había dinero para que fuera a estudiar y mucho menos que eso se prolongue en el tiempo.

Así que, seguí estudiando. Termine la primaria y mi madre que era la que observaba en mi la inclinación hacia el arte, las artesanías y la decoración me envió a estudiar a una escuela técnica. Donde aprendí a coser, bordar, tejer, cocinar como dice la canción.

Estaba lista para conseguir un marido si quería. Pero como mis sueños eran otros, seguí estudiando; termine el secundario. Y me aliste a ir a estudiar.

Recuerdo una vez, estar almorzando con mis padres, un domingo y decirles: "Papi, quiero ir a estudiar a Corrientes, Enfermería"
Y el me dijo: bueno, si es lo que te gusta anda. Yo no tengo mucha plata para darte.

Le contesté: no importa. Aunque me des un poco yo voy a ir a estudiar.
Llegamos a ese acuerdo y me fui. En Corrientes estaba mi tío, terminando su carrera de médico. El fue como un hermano para mi. Me ayudó a conseguir lugar para alquilar (una pieza de tres por tres, con baño compartido entre 10 o más personas). Pero eso no importaba pues estaba ahí.
Recuerdo que me ayudó a conseguir una cama, un colchón, una mesita y una silla. Solo me faltaba una cocina (anafe) para cocinar y estaba lista.

El primer día que pise la facultad fue un antes y un después en mi vida. Estar en ese lugar era un triunfo para mi!!

Lo había logrado! Ese sueño tan anhelado se había vuelto realidad. Sabía que después de esto nunca más sería la misma. Lo que se respiraba ahí era algo precioso. Miles de estudiantes deseosos de aprender, de superarse, de mejorar, de encontrar un futuro mejor. Y yo estaba ahí. Con mi pelo largo lleno de rulos, con una ropa bien económica cubierta por un guardapolvo blanco bien planchado y unas ganas tremendas de salir adelante.



Comencé el cursillo y me di cuenta que no era una carrera fácil, había que estudiar. El primer año transcurrió y me fue difícil sacar la materia llamada Fisiología y me detuve ahí...estuve bastante tiempo para sacar esa materia. Más tarde llegaría a darme cuenta que en realidad lo que me apasionaba hacer no estaba allí, sino del otro lado del rió en Resistencia, Chaco. En la academia de bellas artes donde se estudiaba Decoradora de Interiores, pero era una carrera de pago y yo no podía hacerlo. Así que me mentalice que fui a estudiar y no volvería a mi casa sin un título.

Me llevo el doble de lo esperado recibirme. En vez de hacerlo en 3 años, lo hice en 6. En el medio mi padre quebró..no pudo seguir enviándome plata. Tuve que salir a buscar trabajo para solventarme y seguir estudiando.

Encontré a una hermosa familia correntina que me albergo en su casa y me permitió cuidar de su madre que padecía Alzheimer, estuve por 2 años en ese lugar junto a una amiga, cuidando de una abuelita, estudiando y asistiendo a clases por la mañana y por la tarde.
Cuando estaba a punto de recibirme la abuela falleció y me quedé sin trabajo. Así que a retomar la búsqueda nuevamente. 

Agarre el diario y busque, estaba decidida hacer cualquier trabajo, pero no dejaría de estudiar. Encontré un puesto en una casa de alta costura donde se hacían vestidos de novia y de fiestas y me puse a trabajar allí. Entraba muy temprano y trataba de adelantar trabajos para no tener que ir por la tarde, pues necesitaba ese tiempo libre para asistir a la facultad y terminar de cursar el último año.

Los días transcurrieron, llegamos a fin de año y cuando fui a rendir mi anteúltima materia todos mis compañeros pensaron que me recibí...así que fui bautizada con harina agua, huevos y todas esas cosas que te tiran y bañan para celebrar el gran triunfo!! Si bien me faltaba una materia yo lo sentía así. 

Estaba ahí..llorando de emoción, terminando mi cursado junto a muchos compañeros.
No había sido nada fácil y solo yo sabía lo duro que fue llegar ahí! Lo había logrado!!

Que pena que no existían los celulares en esa época (año 2003)..tengo solo recuerdos en mi mente. Hoy estaríamos llenos de selfies;).
Recuerdo ir a mi casa a disfrutar del verano y preparar la última materia que me faltaba y estaba feliz!!
Cuando regrese en Febrero a Corrientes para rendir mi última materia, no quise volver. 

Quería conseguir trabajo y empezó mi búsqueda, la parte más difícil!
Una etapa había terminado, y una acababa de comenzar.

Fui con una profesora que me prometió trabajo ni bien me recibí y fue quien me ayudó a ingresar a un Centro de alta complejidad donde se atendían personas con problemas cardíacos. Me llevó meses la espera. Mientras tanto tenía que trabajar, así que busqué y me puse a trabajar de secretaria de una psicóloga! Eso me ayudó, pues tenía una computadora y yo nunca había tenido una. Así que cuando me pidió que archivara todas sus historias clínicas en word, no sabia como hacerlo pero investigué y aprendí y me encanto! 

Pasaba tardes enteras cargando carpetas en la computadora, pasando en limpio las viejas historias clínicas. Aprendí el manejo de las obras sociales!! Atención al público! Me estaba capacitando sin saberlo para lo que me tocaría hacer años más tarde (la actualidad).

Cuando al fin pude ingresar al Centro de Cardiología estaba feliz por el trabajo y la oportunidad. Trabajar ahí, fue hermoso. Fue como estar en la facultad, seguía aprendiendo con cada paciente. Después de unos meses de trabajo mis jefes me empezaron a delegar nuevas funciones y comencé a trabajar con pacientes que estaban con respirador y necesitaban una atención más individualizada. Estuve dos años en ese lugar y fue una de las mejores experiencias.

En medio de todo esto, conocí al que hoy es mi marido. Nos pusimos de novio, al tiempo me fui a vivir con él, después llegó mi primer embarazo y tuve que renunciar para ir a vivir a otra localidad.

Después que nació mi primer hija busque trabajo y conseguí en un hospital público y ahí comenzó mi desilusión en cuanto a la carrera que había estudiado. Me encantaba hacer lo que hacía pero había otro gajes del oficio que me desmoralizaban y no me hacía sentir a gusto con lo que estaba haciendo.

Ser un profesional y no ser reconocido como tal es frustrante en la mayoría de los casos. 
Pero lo que me desilusionó es no poder hacer más, las condiciones de trabajo no eran las adecuadas. El pago del salario era un mínimo que no te permitía vivir bien. No había diferencia si estudiaste o no. Cobrabas lo mismo que un asalariado común. No había premio al esfuerzo, dedicación y conocimiento. El sistema de salud es insuficiente. Todas estas condiciones provocadas por un gobierno que no le interesa y no pone foco en la salud pública, muy por el contrario.

Así que me decidí, renuncie y me dedique a cuidar de mis hijos y me di cuenta que en mis genes está la base emprendedora. Que no tengo inconvenientes en dejar todo y comenzar de nuevo, si es necesario; y que hacer lo que a uno le gusta es posible.

Claro que mi decisión fue consentida y apoyada por mi marido, él si sigue prestando servicio en salud ya que el es médico. Pero las condiciones para su profesión son otras.
Durante mucho tiempo insistí a mi marido para que pongamos un consultorio juntos. Donde yo oficiara de enfermera y el de Médico. Anduvimos por varios lugares hasta que hace seis años nos radicamos en un lugar (mi pueblo de mi infancia). Y como todo en la vida tiene su tiempo, este fue el tiempo para que ese sueño se vuelva realidad.

Hace tres años inauguramos el Consultorio, y contra todo pronóstico nos pusimos a trabajar. Puedo decir que Dios ha sido bueno al bendecirnos con trabajo, salud y muchos pacientes. Comencé como secretaria para no tener que pagar empleada ni bien arrancamos y me encanto el rol.

Desde aquí puedo asesorar, aconsejar y ayudar. Tratar con cariño a los ancianos que vienen hacerse atender con el Doctor. En ocasiones colocar alguna que otra inyección o controlar la presión. Esto me recuerda a una frase que me dijo una profesora cuando estaba estudiando: Aguirre, estudie recibase y después podrá elegir en qué trabajar! y cuanta razón tenia!

PD/ Aún así, sigue pendiente el deseo de aprender decoración de interiores que es la carrera de mis sueños. Pero eso vendrá más adelante.
Estoy segura que los sueños se cumplen. Solo hay que ir tras ellos, capacitarse, perfeccionarse y las oportunidades llegarán.


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